CONTROL DE CONDUCTA EN ODONTOPEDIATRÍA. PARTE II

CONTROL DE CONDUCTA EN ODONTOPEDIATRÍA. PARTE II

En casos en los que el miedo y estrés de l@s niñ@s superan sus ganas de colaborar o de razonar, o en ciertos pacientes con necesidades especiales, es necesario utilizar técnicas avanzadas de control conductual para que su experiencia en el dentista sea lo más grata posible.

Para ello, solemos recurrir a ciertos medicamentos que disminuirán su ansiedad, siempre recetados y controlados por el odontopediatra. Os hablamos un poco sobre los que más utilizamos en Odontología:

  •  Atarax (jarabe): su principio activo es la hidroxicina, un antihistamínico muy conocido y seguro con efecto ansiolítico. También tiene efecto antiemético, así que es muy útil en niños con reflejo de arcada fácil. Se administra la noche anterior y 1h antes de la cita. Es el escalón “más bajo” de la sedación.
  •  Dormicum, Valium, Tranxilium…(comprimidos o supositorios): son benzodiacepinas, ansiolíticos con efecto en el Sistema Nervioso Central. Requieren que el niño esté vigilado todo el día, por la somnolencia que producen, y por si surge algún efecto secundario. Son un poco impredecibles en cuanto a sus efectos y duración. Hay que tener cuidado al ajustar la dosis. Se administran 1h antes de la cita.
  • Óxido nitroso (inhalado): es un gas medicinal a base de oxígeno y nitrógeno, administrado mediante mascarilla nasal en una concentración ajustada al niño. Su efecto empieza y termina cuando giramos la válvula al inicio y final del tratamiento, por lo que no suele tener efectos más allá de la visita. No se debe utilizar más de una hora seguida.

VENTAJAS ÓXIDO NITROSO
Buen margen de seguridad
Acción rápida y pronta recuperación
El paciente está despierto y consciente
Buen recuerdo de la visita
Posibilidad de hacer más tratamientos en la misma cita

 

Como las benzodiacepinas o el atarax, tiene circunstancias especiales en las que no se puede administrar (embarazo en caso de mujeres adultas, ventilación con oxígeno, imposibilidad de respiración nasal…).

Para asegurar que el uso de cualquier medicamento es seguro, los padres deben informar al odontopediatra de cualquier alergia, interacción, enfermedad, operación o tratamiento al que estén sometidos los niños. De esta manera, podremos aprovechar todas las ventajas de estos métodos sin llevarnos ningún “susto”.

En la consulta intentamos no utilizar estos métodos a menos que sean estrictamente necesarios, prefiriendo relacionarnos con el niño de manera directa, cariñosa y colaborativa. Nos adaptaremos a su manera de ser y de comunicarse, a su edad y a sus emociones.

CONTROL DE CONDUCTA EN ODONTOPEDIATRÍA. PARTE I

CONTROL DE CONDUCTA EN ODONTOPEDIATRÍA. PARTE I

Como os contamos en la anterior entrada, una de las preocupaciones de padres/madres/tutores en la visita al dentista es cómo se comportará su hij@ frente al tratamiento, si su colaboración y predisposición será buena, y si la experiencia resultará positiva para seguir acudiendo en el futuro sin problemas.

Ya hemos visto cómo preparar en casa a l@s niñ@s para que la visita sea lo más amena y menos traumática posible, así que ahora nos queda contaros cómo será el manejo de conducta en la consulta en los casos en los que l@s pequeñ@s acudan muy ansios@s, inquiet@s o miedos@s. 

Su estrés en el dentista se debe a miedos irracionales (sin ninguna base) o adquiridos en el medio familiar (todas las historias que escuchan a los adultos, incluso cuando pensamos que no entienden lo que decimos). Por eso es muy importante que toda la preparación previa se base en aspectos positivos del dentista, y lo menos posible en anécdotas o episodios malos que amigos, familiares, vecinos, compañeros del cole…hayan vivido.

Para lidiar con toda esa ansiedad, l@s odontopediatras comenzamos utilizando técnicas de control de conducta sencillas como estas:

 

  • Decir-mostrar-hacer y sus variantes: en resumen, explicar y enseñar los procedimientos y materiales a usar, de manera sencilla y natural (obviando, por supuesto, agujas y demás objetos peligrosos). Se sentirán más seguros si les explicamos lo que vamos a hacer antes de ir directamente a su boca.

 

  • Desensibilización/distracción: jugar con peluches a ser dentista; conversaciones sobre cómo le ha ido en el cole, cuál es su comida favorita, quién es su mejor amig@, etc. Así conseguimos crear un ambiente relajado y cercano para que se sienta con confianza. Muchas veces les dejamos traer sus auriculares con música para no escuchar los sonidos de turbina/aspirador.

 

  • Refuerzo positivo: decirle que es un/a campeón/a, que lo está haciendo genial; elogiar su ropa o su peinado; premiarlo con palabras una vez que hayamos terminado el tratamiento y su comportamiento haya sido bueno o mejor que la última vez (o incluso con un pequeño obsequio), animarán al niño o niña a seguir haciéndolo bien.

 

  • Presencia/ausencia de los padres/madres (en citas posteriores a la 1ª consulta): aunque muchas veces buscan lo mejor para sus hij@s, eso los lleva a mostrar un estrés que se terminará contagiando al niño/a. En esos casos, es preferible que esperen fuera del gabinete para que no esté buscando su atención de maneras poco seguras (llorando, gritando, moviéndose sin control…). Su compañía será buena cuando sea una presencia tranquilizadora o el odontopediatra requiera su ayuda. Animarlos a entrar solos reforzará su autoestima y mostrará la confianza de los padres/madres/tutores en el dentista.

 

Cuando la combinación de estas técnicas no es suficiente para empezar el tratamiento con seguridad y la sensación de que el niño/a no va a sufrir ninguna secuela negativa, pasamos a técnicas avanzadas que os explicaremos próximamente…

 

(Continúa en Parte II)